CAPITULO 1: Mano de pintor

Un día conocí a un pintor de cuadros que me contó que los objetos de los bodegones que él pintaba tenían una doble vida. No le entendí en aquel momento pues, para empezar, los objetos no están vivos. Bueno al menos eso era lo que yo creía. Y puesto que  a los bodegones también se les conoce como "naturalezas muertas" eso me daba más argumentos para creerlo. Lo que pasaba es que él entablaba un diálogo con sus cuadros, propiciado por la soledad y el silencio en el que se introducía cuando pintaba. 
Una noche mi amigo pintor soñó que por las venas de sus manos circulaba pintura, lo cual hacía que su sangre fuese de colores.

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